Time and Tide – Uso de tiempo
“Time and
Tide wait for no man”. El tiempo y la marea no esperan a nadie. Cuando
los marineros de un barco grande quieren salir de puerto, tienen que estar
atentos a la marea. Pues cuándo es de marea baja, no hay suficiente profundidad
de agua para permitir al barco salir con seguridad. Por eso muchas veces cuando
los hombres viajaban por mar, tenían muchas prisas en llegar al barco, pues
realmente no esperaban a nadie porque simplemente no se podía. Pero es también
verdad que el tiempo no espera a nadie. Da cierto gozo al corazón saber que uno
tiene un tiempo limitado para cumplir con las metas para la propia vida. ¿Cómo
es el uso del tiempo para un hombre de Reino?
Hay cosas que le pertenecen a
uno, y otras cosas que son prestadas. El hombre del Reino puede tener sus
zapatos, un celular, su ropa, los libros para la universidad o el colegio, etc.
Pero también puede tener cosas prestadas. “Este reloj es de un amigo”. Las
gafas las “presté de mi papá”. Lo que todos tenemos como prestado es el tiempo.
No sabemos cuánto tiempo Dios nos quiere regalar. Y esto le da un aspecto de
precioso al tiempo que tenemos en préstamo.
En su libro The Wealth of Nations, Adam Smith habla de la paradoja
agua-diamante. El diamante en el tiempo de Adam Smith no tenía ningún valor
práctico. Simplemente servía como joya. El agua, en cambio, es necesaria para
vivir. Dicen que no se puede vivir más de 4 días sin agua, pero no te
recomiendo intentar vivir ni un solo día sin el agua. Es necesario tomar agua.
Y sin embargo, si uno ve al agua y al diamante, paga más por un diamante que
por el agua. ¿Por qué? Dice Adam Smith que es por la escasez. El hecho de que
el diamante es un elemento de lujo y es un recurso escaso le da un gran valor.
Mientras que el agua, por esencial que sea para la sobrevivencia, tiene un
precio monetario relativamente bajo.
¿Ves tu tiempo como un diamante
o como agua? Todo depende de cómo lo valoras. Si piensas que es abundante, si
te aburres, y pierdes el tiempo, lo usas como agua. Es necesario, sí, pero no
le das mucho valor y no luchas por defenderlo. Pero el hombre de Reino ve al
tiempo más como un diamante, algo precioso que debe de custodiar. Se esfuerza
por ganar tiempo del tiempo. Esto quiere decir que busca ser eficaz y eficiente
en su uso del tiempo. La vida es una y se vive una sola vez.
Hay que aprender a dar prioridad
a mis actividades en la práctica, como la tienen en mi mente. No puedo decir
que soy un católico comprometido y luego no llegar a misa. Debo de tener una
jerarquía firme en mi vida: Dios, los demás, yo. Esto querrá decir que en mi
horario diario, deberé dar primer lugar a Dios, segundo lugar a los demás y a
mis responsabilidades según mi estado de vida y finalmente para mi propio
descanso. La razón porque muchas veces sentimos que no tenemos tiempo para orar
es porque tenemos la jerarquía invertida en la práctica. Nos preocupamos
primero de nuestro propio descanso, luego de nuestras responsabilidades y si
queda tiempo pensamos en Dios. No ha de sorprender que quien funcione así pocas
veces tiene tiempo para Dios.
Al final de nuestras vidas, nos
presentaremos delante de Dios para rendir cuentas de cómo hemos usado nuestro
tiempo. Es el recurso de mayor valor. Con tiempo, todo se puede lograr en esta
vida. Tiempo es Reino, y el hombre de Reino se esfuerza para usarlo lo mejor
posible. Si en el cielo pudiéramos llorar, lloraríamos aquellos momentos de
nuestra vida que hemos perdido por flojera o descuido personal, sabiendo que
son diamantes que dejamos caer al abismo.
Preguntas para la reflexión personal:
1. ¿Uso un calendario para organizar mis actividades?
2. ¿Mantengo una lista de quehaceres y me ocupo de las tareas más
importantes?
3. ¿Soy puntual y formal en el desarrollo de mis responsabilidades?
4. ¿Qué tiempo dedico a Dios durante la semana?
5. ¿Qué tiempo dedico a mi vida de Reino?
6. ¿Qué tiempo dedico a mi formación? ¿Tengo plan de formación?
7. ¿Qué tiempo dedico al apostolado?